Cuatro puntos se antojan un colchón más que suficiente para un Real Madrid lanzado después del reinicio liguero. Los seis triunfos consecutivos, su mejor racha del campeonato, le colocan en una situación aún más privilegiada que en 2017, la última vez que alzó el título. Entonces, a falta también de cinco jornadas, contaba sólo con tres puntos de margen sobre el Barcelona. Ayer, en una noche plagada de sofocos, dio otro paso esencial para el título bajo el inesperado liderazgo de Dani Carvajal.
«Aún no hemos ganado nada. Estamos haciendo las cosas bien y no es fácil jugar cada tres días. Quedan cinco finales, pero es bueno si seguimos con esta solidez», comentó Zinedine Zidane en la rueda de prensa, tras una victoria ajustadísima frente a un Getafe que jamás se arruga en las distancias cortas.
Después de 59 partidos a puerta cerrada, sólo Real Sociedad y Granada habían conseguido remontar un resultado, de modo que el primer gol se antojaba ayer aún más importante que de costumbre. Traspasada la hora de juego, tal asunto se convertía sencillamente en crucial. En la última pausa para la hidratación sólo retumbaba ya la voz de Carvajal: «¡Vamos, con confianza, que va a llegar!», exclamaba el lateral, que clavó su vaticinio.