Sergio Agüero, alias El Kun, cumplirá el próximo miércoles 33 años. Esta temporada apenas ha podido ser titular en ocho partidos oficiales, apartado primero de la competición por una lesión en la rodilla izquierda, y condicionada su forma después tras pasar el coronavirus. Su carrera, iniciada en Independiente, propulsada en el Atlético y consolidada hasta alcanzar la categoría de leyenda en el Manchester City, advierte cierto crepúsculo. El paso del tiempo debe insinuarse en esa estatua con la que los gerifaltes del City piensan honrar junto al Etihad Stadium a su máximo goleador histórico (258 tantos). Pero Agüero no solo no ha dicho basta (seis goles y una asistencia en 21 encuentros esta temporada), sino que ha visto cómo el Barcelona, una vez acabado su periplo citizen, le ha firmado un contrato para las dos próximas temporadas con una cláusula de rescisión de 100 millones de euros. Más allá de una oportunidad de mercado y la creencia de dar ese «nuevo impulso» del que tanto suele hablar el presidente Joan Laporta, la directiva entiende el fichaje del Kun como un argumento de peso clave para arrancar la renovación de Leo Messi.
Agüero, que jugó los 13 últimos minutos en la pasada final de la Champions que perdió el Manchester City frente al Chelsea, pasó revisión médica este mismo lunes en Barcelona. Fue el paso previo a firmar su vinculación con el club azulgrana y acudir a la llamada de la selección argentina para preparar la próxima Copa América. Allí podrá encontrarse Agüero con su íntimo Leo Messi, con quien comparte habitación en las concentraciones con la albiceleste desde que se conocieron a los 17 años en el Mundial sub-20 de Holanda. Cuenta la leyenda que la primera vez que Agüero y Messi coincidieron comiendo en una mesa del predio de Ezeiza, el Kun, entonces aún un prometedor delantero de Independiente, tuvo que preguntar a Leo quién demonios era. Nunca lo había visto jugar. Las noches de Play y las confidencias de alcoba moldearon una amistad que aún continúa. Si Laporta pretendía que Messi tuviera un nuevo ancla emocional tras la salida hace un año de Luis Suárez, esa parte ya ha quedado resuelta.